La expresión “gemidos indecibles” significa gemidos impronunciables por medio de palabras. Cuándo la Biblia dice que el Espíritu intercede por los cristianos de una forma que las palabras no pueden explicar y tampoco expresar.
Es el apóstol Pablo quien habla sobre los gemidos indecibles en su carta a los Romanos. El dijo: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.» Romanos 8:26.
Es importante notar que en el mismo capítulo el escritor bíblico habla sobre los gemidos de la creación de Dios por causa de las angustias del pecado; así como habla de los gemidos de los hijos de Dios mientras aguardan el cumplimiento pleno y el final de la salvación con la glorificación (Romanos 8:22,23).
Entonces en la secuencia, el apóstol hace referencia acerca de los gemidos indecibles en conexión con el ministerio del Espíritu Santo.
En el contexto de la obra de la redención, el Espíritu Santo es quien nos capacita para obedecer la Ley de Dios (Romanos 8:2-8); Es por el poder de Él que nuestra naturaleza caída es sometida (Romanos 8:9-13); Él es el Espíritu De adopción que asegura nuestra entrada en la familia de Dios y es la garantía de nuestra herencia eterna (Romanos 8:14-23).
Finalmente, más precisamente sobre la relación del Espíritu Santo con nuestras oraciones, el apóstol dice que el Espíritu actúa como intercesor que comunica a Dios aquello que no sabemos comunicar (Romanos 8:26,27).
¿Por cuál motivo el Espíritu intercede con gemidos indecibles?
Algunos estudiosos insisten en decir que no es el Espíritu quien intercede a Dios con gemidos indecibles; y que el Espíritu Santo apenas lleva nuestro espíritu a gemir delante de Dios. Pero esa interpretación no tiene sustento a la luz de la biblia.
El apóstol Pablo no deja cualquier duda de que es el Espíritu Santo quién intercede por nosotros con gemidos indecibles. Más allá de eso, el propio apóstol explica por cuál motivó el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles.
La cuestión es que no sabemos orar cómo conviene. Entonces es el Espíritu quien nos ayuda en nuestras debilidades; incluso en aquellas que se manifiestan cuando oramos. Él es quien presenta delante de Dios de la forma apropiada aquello que no sabemos.
¿Pero, porque no sabemos orar y dependemos de los gemidos indecibles del Espíritu?
Ciertamente la respuesta para esta pregunta pasa por el problema del pecado. Juan Calvino dijo que somos fríos e indolentes en nuestra carne que no podemos orar correctamente a menos que seamos despertados por el Espíritu Santo.
Considerando el contexto de pecado de nuestra naturaleza humana y nuestra incapacidad de orar, John Stott argumenta que ni siquiera sabemos si debemos orar por liberación de nuestros sufrimientos o por fuerza para soportarlos.
Tampoco sabemos todas las cosas y no nos sentimos en condiciones de hacer ciertas solicitudes a Dios con precisión.
Por causa de nuestras debilidades, nosotros no sabemos si el contenido de nuestras oraciones están de acuerdo con la voluntad de Dios. Así, el Espíritu Santo intercede por nosotros, y lo hace con gemidos indecibles que no se expresan en palabras.
Los gemidos indecibles poseen significado
De hecho la expresión “gemidos indecibles” originalmente lleva el significado literal de «sin palabras».
Esa expresión transmite un significado que indica algo imposible de ser colocado en palabras o expresado por ellas.
Pero el apóstol Pablo llama la atención sobre el hecho de que aunque los gemidos son indecibles, ellas poseen significado. Por eso él escribió: «Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.» (Romanos 8:27).
Por lo tanto, el significado de los gemidos indecibles está en completa armonía con la voluntad de Dios.
Por eso John MacArthur dijo que los gemidos indecibles son la expresión divinas entre la Trinidad que no puede ser expresadas en Palabras, pero conllevan profundos llamamientos para el bienestar de cada cristiano.
Luego, la verdad de que el Espíritu Santo intercede a Dios por nosotros con gemidos indecibles debe servir de gran conforto para el creyente.
Somos débiles y nosotros mismos no sabemos cómo orar correctamente.
Pero aún así, podemos acercarnos confiadamente ante Dios en oración. Esto se debe a que tenemos a Cristo como nuestro intercesor en el cielo ante el Padre; y tenemos al Espíritu como nuestro intercesor dentro de nuestro propio corazón.
Debido a la obra redentora de Cristo, el Espíritu ahora intercede por nosotros; aunque con gemidos indecibles que apuntan tanto a nuestras aflicciones actuales como a las promesas de bendiciones futuras en la bienaventuranza eterna. Esta intercesión siempre es efectiva, porque siempre está de acuerdo con la voluntad de Dios.
A través de la intercesión del Espíritu con gemidos indecibles, todas nuestras necesidades se presentan ante Dios; incluso los más escondidos en nuestros corazones que ni siquiera sabemos que necesitamos.
Por el Pastor Ageu da Rosa
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